BUEN DÍA A TODOS, hoy les voy a dejar este cuento a ver si les gusta, por favor dejen sus comentarios. Es ideal para esta temporada navideña...

 

¡FELICES FIESTAS! 

 

DICIEMBRE 2015


Peter Bell y el día que robaron la Navidad

 

 

Era más de media noche, no dejaba de nevar, Pioxy, uno de los hombrecillos que trabajaba para Santa Claus se había despertado para llevar a acabo su plan. Faltaba un día para Navidad, pero él tenía todo listo para el gran golpe, salió del taller envuelto en un abrigo gris, tomó el trineo, la gran bolsa de juguetes y emprendió el viaje, no tenía claro hacía donde dirigirse, lo único que le importaba era apoderarse de todo para que el mundo entero no recibiera regalos.

 

Sobrevoló abordo del trineo más de dos horas, cuando vislumbró un pequeño pueblo decidió aterrizar, luego escondió el trineo y a los seis renos en un terreno en el que cultivaban árboles. Esperó paciente hasta el amanecer para elegir la casa en la que ocultaría su delito. El viento soplaba helado, pero el canto de unos pajarillos hizo que Pioxy se despertara.

 

-       Llegó el momento, —dijo en voz alta y se levantó—, pero no he decidido aún en qué me voy a transformar.

 

Figurar ser una mascota era su mejor elección y sin dudarlo se transformó en un perro de raza pastor inglés. Merodeó casi todas las casas, hasta que un chico de aproximadamente 12 años de edad, se acercó a él y lo acarició. Pioxy se vio obligado a lamer su mano, hasta que finalmente se abalanzó tiernamente sobre él.

 

-       Muchacho, ¿Estás perdido o qué?, —preguntó el chico, quien enseguida se presentó—, mi nombre es Peter y ceo que seremos muy buenos amigos.

 

Lo acarició del abultado lomo y juntos corrieron hasta su hogar. A su madre no le agradó la idea de tener a una mascota en casa y menos en víspera de Navidad.

 

-       Con el poco dinero que tenemos, ¿qué le vamos a dar de comer?, —dijo tajante su madre.

-       No te preocupes, algo bueno llegará, además Dios nunca nos ha desamparado. Mejor vamos a buscar un nombre para él.

 

Pasó un largo rato antes de que surgiera la primera idea.

 

-      ¿Qué te parece Poggin?, sugirió su madre.

-      No suena a nombre de perro, —se quedó pensando, hasta que le llegó una idea y dijo entusiasmado—. Ya se cómo lo vamos a llamar: Griffle.

 

Su madre afirmó con la cabeza, luego Peter encendió el aparato radiofónico, sintonizó una frecuencia de la que sonó una canción navideña, escucharon atentos, hasta que la locutora presentó la melodía y la ligó a una felicitación para todos los radioescuchas, por la temporada navideña.

 

Luego Peter buscó a Griffle, quien había desaparecido, salió a la calle y no había rastro del cachorro, regresó a casa pero todo seguía igual, Peter estaba verdaderamente preocupado por su nuevo amigo, inesperadamente escuchó unos cascabeles y siguió el sonido hasta que dio con ellos en el invernadero que está detrás de su casa, se sorprendió tras encontrarse con un reno de nariz roja, después vio un trineo y su sorpresa fue mayor cuando encontró al pequeño hombrecillo Pioxy, quien no se percató de su presencia. Peter se ocultó entre los árboles y observó atento lo que Pioxy estaba realizando. El duendecillo cargó la gran bolsa de regalos, la llevó a un rincón, luego acarreó a los renos al mismo lugar y el trineo fue el que más trabajo le costó arrastrar, enseguida sacó de uno de sus bolsillos una gran manta mágica y cubrió todo para volverlo invisible. Pero las sorpresas no pararon ahí porque Peter fue testigo de la transformación de Pioxy en su adorable mascota que acababa de conocer.

 

Peter se quedó petrificado. Poco después salió del invernadero pensando qué hacer para solucionar lo que acababa de ver, creyó que contarlo a sus amigos sería la solución, pero también pensó que ninguno de ellos le iba a creer y sin embargo sabía que todo aquello era propiedad de Santa Claus, así que debía localizarlo para informarle lo que estaba ocurriendo.

 

-       ¿Pero dónde lo puedo encontrar?, —se preguntó.

 

Decidió escribirle una carta, era tanto su anhelo por comunicárselo, que una estrella fugaz cruzó el cielo y sorprendentemente fue llevado al hogar de Santa Claus, se quedó impresionado de ver aquel lugar mágico, miró meticulosamente cada detalle y a lo lejos alcanzó a ver al gordo de barba blanca, sin dudarlo corrió hasta él y cuando menos lo esperó ya estaba contándole lo que había ocurrido.

 

-       Mi querido Peter, aquí en el Polo Norte estamos desesperados por llevar la Navidad a todo el mundo. Llévanos inmediatamente a tierra firme, estamos a tiempo de no perder la Navidad. —Comentó Santa Claus.

-       ¿Pero en qué nos vamos a ir, si el trineo también fue secuestrado. —Preguntó Peter.

-       No te preocupes por eso, —dijo Ody, otro duendecillo.

 

Ody sonó una trompeta, de la cual salió música dulce para los oídos y apareció un gran caballo de hermosas alas blancas como la nieve. Peter, Santa Claus y Ody volaron sobre él hasta el pueblo, llegaron a un lugar apartado en el que Peter les sugirió que se transformaran en algo diferente para que Griffle / Pioxy no sospechara nada.

 

Al gran caballo le ocultaron las alas, Ody se transformó en un niño y Santa Claus en un granjero, así caminaron hacía el hogar de Peter para recuperar lo perdido. Ataron al caballo blanco en el tronco de un árbol que estaba afuera de la casa, al abrir la puerta, al primero que vieron fue a Griffle , inmediatamente Peter le presentó a sus nuevos amigos, pero al perro no le agradó ninguno de ellos y les gruñó, parecía que había sospechado algo, la mascota se puso inquieta, saltaba y ladraba de un lado a otro, Peter tomó un lazo e intentó amarrar al can, pero éste salió corriendo.

 

La madre de Peter les ofreció una taza de té, pero los invitados no aceptaron porque quedaba poco tiempo para recuperar los regalos y repartirlos. Le platicaron a la señora lo que estaba ocurriendo e inmediatamente se dirigieron al invernadero, llegaron al sitio en el que todo estaba oculto, se sorprendieron tras ver a Pioxy en el lugar.

 

-       ¿Ustedes quienes son y qué buscan aquí?, —preguntó Pioxy.

-       Descubrí lo que hiciste y sé quién eres en realidad. —aseguró Peter.

 

Pioxy fue tomado por sorpresa, no supo qué responder. Luego el granjero y el niño se transformaron y enfrentaron al duendecillo malo. Peter se acercó hasta el lugar exacto en el que estaba todo escondido, con sus dos manos y toda su fuerza jaló la gran manta mágica para dejar todo al descubierto. Pioxy se transformó en una estatua de piedra tras quedar en evidencia su egoísmo.

 

Santa Claus, Ody y Peter se apresuraron para colocar a los renos en posición al trineo, también iba al frente el gran caballo, quien cargó a Peter, para comenzar a repartir los regalos y el mundo tuviera una Navidad feliz y sin atraso.

 

Peter sonrió, se sintió feliz de haber salvado la Navidad, Santa Claus le dio un regalo muy singular para que nunca jamás olvidara ese día tan especial.

 

FIN.